viernes, 28 de diciembre de 2007

Sherlock Holmes y las Hadas





Todos conocemos a Sherlock Holmes, también sabemos que las Hadas son esos seres misteriosos y mágicos en los cuales mucha gente cree de sus existencia; ahora bien, ¿ qué tienen en común?. A simple vista pareciera que nada, sin embargo, el común denominador es nada menos que Sir Arthur Conan Doyle.


Corría 1918 y la Gran Guerra tocaba a su fin. Frances Griffith, una niña francesa de 11 años, envía a su amiga Johanna una carta que incluye una fotografía donde se observa a la muchacha al pie de un arroyo en Cottingley (Bradford, Yorkshire), junto a unas hadas. La joven explicaba con naturalidad como las hadas se habían hecho amigas de su prima Elsie y de ella. ¿Qué había ocurrido?

En Julio, el padre de Frances, Arthur Wright, prestó una cámara fotográfica a las dos niñas para que hiciesen unas cuantas fotos junto al arroyo. Cuando el señor Arthur se dispuso a revelar las placas esa misma noche, observó unas extrañas manchas blancas en el clisé. Aunque Frances aseguró que eran hadas, su padre pensó que serían pájaros o papeles arrastrados por el viento.

Sin embargo, nuevas fotos de duendes llegaron en Agosto, y Arthur prohibió a las niñas usar la cámara. Arthur y su esposa, Polly buscaron sin éxito pruebas de la falsificación de las muchachas.

El verano siguiente Polly, quien estaba interesada en el ocultismo, acudió a una reunión de la Sociedad de Teosofía de Bradford. Fue entonces cuando las copias de las fotografías con las hadas empezaron a circular. Llegaron a manos de Edward Gardner un miembro prominente de la Sociedad, quien distribuyó las fotografías a la prensa.

Arthur Conan Doyle -también miembro de la Sociedad- preparaba un artículo sobre hadas para el Strand Magazine, cuando oyó hablar de las fotografías de Cottingley por primera vez. Doyle se implicó de inmediato en el asunto. A pesar de las opiniones a favor de que todo estaba amañado (provenientes de Kodak y de muchos otros fotógrafos profesionales), Arthur tomó por bandera el misterio de las hadas -apoyado por Gardener y alentado por Houdini-, llegando a realizar un viaje a Australia para llevar allí la reveladora noticia.

En 1920 prestó a Elsie y Frances una cámara para que tomasen nuevas fotografías. Conan Doyle pretendía hacer callar la multitud de voces que se habían levantado en su contra, e ilustrar su artículo para el Strand Magazine con nuevas instantáneas de las hadas.

Cuando, en noviembre, apareció dicho artículo con más fotografías, el número del Strand se agotó en cuestión de horas. Las voces clamaron y la opinión se dividió entre aquellos que creían en la veracidad de las imágenes, aquellos que alababan la calidad de las falsificaciones, y aquellos inflamados por la ira. Se llegó a acusar a Doyle de “pervertir el espíritu de los niños con semejantes disparates”. La figura de las hadas era plana, demasiado brillante, y las criaturas lucían un moderno peinado parisino nada acorde a lo que se conocía acerca de estos seres feéricos. Sin embargo, Doyle y Gardener seguían con sus creencias.



Muchos años después, en 1982, unas ancianas Elise y Frances confesaron que todo había sido un engaño. Lo que comenzó como una broma con dibujos recortados (extraídos de un libro de cuentos de Claude Shepperson), tuvieron que llevarlo adelante al observar que los adultos lo tomaban en serio. Frances Griffith insistió toda su vida que, aunque las fotografías eran falsas (¡todas menos una!), ella sí vio las hadas. Quien vemos en la foto es a Elise en el año 1976, dibujando un hada precisamente.





De todos modos, Conan Doyle en su libro "El Misterio de las Hadas", cubre esta historia con mucho misterio y a su vez con enorme candidez, logrando una obra que nunca fue superada en su género y que además entusiasma al lector hasta nuestros días.

Un film, donde el excelente actor Peter O'Toole hace de Conan Doyle, también ilustra esta historia fantástica. Si tienen un poco de curiosidad al entrar en el link de la ciudad de Cottingley, aún en la actualidad, verán en un recuadro al costado también la historia del misterio de las Hadas, con lo cual, la ciudad turísticamente quedó marcada por siempre a continuar con esta hermosa confabulación.

Hadas, duendes, gnomos, seres misteriosos y extraños todos juntos están convocados a ceder sus encantos para que este 2008 que se inicia sea mágico y maravilloso para todos ustedes. ¡Feliz año mis amigos!







miércoles, 19 de diciembre de 2007

El nacimiento de Santa Claus


La leyenda de Santa Claus deriva directamente de las que desde muy antiguo han adornado la figura de San Nicolás de Bari , obispo de Myra y santo que, según la tradición, entregó todos los bienes a los pobres distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.
En la Edad Media, la leyenda de San Nicolás, arraigó de forma extraordinaria en Europa, particularmente en Italia y también en países germáncios como los estados alemanes y holandeses.
La devoción de los inmigrantes holandeses por San Nicolás era tan profunda y al mismo tiempo tan pintoresca y llamativa que, en 1809, el escritor norteamericano Washington Irving ( 1783-1859) trazó un cuadro muy vivo y satírico de ellas ( y de otras costumbres holandesas) en un libro titulado Knickerbocker's History of New York ( La historia de Nueva York según Knickerbocker). En el libro de Irving, San Nicolás era despojado de sus atributos obispales y convertido en un hombre mayor, grueso, generoso y sonriente, vestido con sombrero de alas, calzón y pipa holandesa. Tras llegar a Nueva York a bordo de un barco holandés, se dedicaba a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo volador que arrastraba un trineo prodigioso. El hecho de que Washington Irving denominase a este personaje "guardían de nueva York" hizo que su popularidad se desbordase y contagiase a los norteamoercanos de origen inglés, que comenzaron también a celebrar su fiesta cada 6 de diciembre y que convirtieron el Sinterklaas ó Sinter Klaas holandés.

Pocos años después de la publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había adquirido tal popularidad en la costa este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema anónimo titulado "A visit of St. Nicholas" ( Una visita de San Nicolás), publicado en el periódico Sentinel de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje. aunque publicado sin nombre de autor, el poema había sido escrito por un oscuro porfesor de teología, Clement Moore, que lo dedicó a sus numerosos hijos y nunca previó que un familiar suyo lo enviaría a un periódico. Moore desplazó la llegada del simpático personaje del 6 de diciembre típico de la tradición holandesa, al 25 de ese mes, lo que influyó grandemente en el progresivo traslado de la fiesta de los regalos en el día de Navidad.


El otro gran contribuyente a la representación típica de San Nicolás fue un inmigrante alemán llamado Thomas Nast quien publicó en el periódico Harper's Weekly su dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado hasta entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo bajito y rechoncho hasta las de anciano alto y corpulento. El dibujo de Nast lo presentaba con figura próxima a la de un gnomo, en el momento de entrar por una chimenea. La posibilidad de hacer grandes tiradas de tarjeta de felicitación popularizó aún más la figura de este personaje, que numerosas tiendas y negocios comenzaron por entonces a usar para fines publicitarios. Entre 1873 y 1940 se publicó la revista infantil St. Nicholas, que alcanzó una enorme difusión.




El último momento de inflexión importante en la evolución iconográfica de Santa Claus tuvo lugar con la campaña publicitaria de la empresa de bebidas Coca Cola, en la Navidad de 1930. Como cartel anunciador de su campaña navideña, la empresa publicó una imagen de Santa Claus esccuchando peticiones de niños en un centro comercial.

Aunque la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron al pintor de Chicago ( pero de origen sueco) Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast. El artista, que tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto de gnomo y ganase en realismo. Santa Claus se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables, vestido de color ojo con ribetes blancos que eran los colores oficiales de Coca-Cola.



El personaje estrenó su nueva imágen con gran éxito y el pintor siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje y asus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas que Coca Cola realizó en el mundo y tras la muerte del pintor en 1976 su obra ha seguido difundiéndose constamente.
Por el cauce de postales, adornos, campañas publicitarias puede decirse que constituye la advocación más universal y conocida, también la más laica y comercial de todas las derivadas del San Nicolás de Bari que desde el siglo IV se ha considerado tradicional protector de los niños.

Esta es la historia completa y la que nos demuestra que Papá Noel existe!. Existe en el corazón de los niños, en la esperanza de los adultos, existe en el espíritu navideño, aquel que nos gusten o no estas fiestas, debemos sostener porque siempre habrá alguien que crea y necesite de una esperanza renovada. Contagiémonos de esta ilusión por unos días y tengamos todos unas hermosas fiestas en paz.
Que todos tengan mucha pero mucha felicidad!

viernes, 14 de diciembre de 2007

Bibliofilia


Bibliófilo es aquel, que es amante de los libros pero, la Real Academia Española lo define también como a la persona aficionada a las ediciones originales, más correctas o más raras de los libros, con lo cual esta definición resulta aplicable a muchísima gente que se entusiasma buscando libros antiguos, de primeras ediciones, sin importar a veces su autor, porque le dan valor a la antiguedad más que al contenido.
En la Ciudad de Buenos Aires, hay alrededor de 40 librerías que cumplen con la función de anticuarias. En la calle Esmeralda al 800, se encuentran Poema 20, Helena de Buenos Aires y L'Amateur, en la calle Suipacha al 500, Alberto Casares, en Tucumán al 700 Fernández Blanco, en Libertad al 1200 The Antique Bookshop, Arroyo 900 Imago Mundi y Maipú al 800 Luis Figueroa.
Paralelamente hay un mundo aparte en cuanto a la subasta de libros antiguos. Las casas de subastas indican que ha renacido un interés por la documentación histórica y el libro argentino. Hace poco se vendió en $ 27.000.- al Archivo General de la Nación, un documento firmado por Saavedra y Moreno, según lo indicó el rematador Enrique Bullrich.
Entre otros temas toman valor agregado los relatos y documentación de los inmigrantes que describieron nuestro país a principios del siglo pasado, al igual que los libros que salieron de las primeras imprentas. Los "incunables rioplatenses", este es el nombre que se les ha dado a los libros impresos por los jesuítas en el siglo XVIII y también los que salieron de la imprenta de los Niños Expósitos, de 187o, de donde salieron los primeros periódicos e incluso la traducción que Mariano Moreno hizo de "El Contrato Social" de Rousseau.

En cuanto a los precios, están siempre en relación a las características del ejemplar. Mucho depende de si el libro conserva su encuadernación original, si está dedicado por el autor, si se trata de una tirada para bibliófilos, esto es, hecha en papeles especiales y con ilustraciones, como es el de "Interlunio" del año 1937 de Oliverio Girondo con dibujos de Spilimbergo.
Entre anticuarios, según dice el dueño de Poema 20, el precio es un juego de estrategia. Es difícil decir cuánto vale la primera edición del "Quijote" de Cervantes hecha por Juan de la cuesta en 1605, por ejemplo, hace muchos años que no se ve ninguna. Del mismo modo, ¿a cuánto cotizar una primera edición del "Facundo" de Sarmiento que conserva anotaciones de Juan Manuel de Rosas?.

Por otra parte, la dueña de "Helena de Buenos Aires, que hace poco vendió un ejemplar único de "España en el corazón" de Pablo Neruda, editada en París en 1936, comenta que cada vez que vende una pieza se pregunta si volverá a verla. Esto muestra a las claras, que independientemente del valor monetario existe uno intrínseco que tiene que ver con lo sentimental, aunque ésto último porsupuesto, no les impida la negociación.

Uno de los libros impresos más antiguos que se conocen es la Biblia de Gutenberg. Sin embargo, centenares de años antes de que Gutenberg sacara a a luz su primer libro ya existían en oriente los primeros libros impresos.
Al día de hoy el libro impreso más antiguo del mundo es un texto budista, el Sutra de Diamante que fue elaborado en China en el año 868 de nuestra era, que fue encontrado por un monje llamado Wang Yuanlu que ejercía de guardían de las grutas del desierto de Gobi, donde además de este libro encontró una biblioteca en una cueva perdida con más 40.000 manustritos enrollados en perfecto estado de conservación. Actualmente, el Sutra del Diamante se expone en la Biblioteca Británica y no muy lejos de la biblia de Gutenberg.


Después de todos estos datos, estaría bueno que revisen sus bibliotecas ó las de algún pariente preferentemente mayor, pueden llegar a encontrarse con algún ejemplar que tal vez no tenga interés para su dueño y que podría llegar a cotizar excelentemente bien en manos de un bibliófilo. Comiencen a desempolvar y quitar telarañas y cuenten con qué se encontraron y si se encontraran con alguno de valor, ¿ lo venderían ó lo atesorarían como recuerdo?.
Muchas gracias por acompañar, los espero en mi próximo post.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Abelardo y Eloísa

Difícilmente por estas épocas, las historias de amor preserven cartas como memoria. E-mails, greeting-cards y sms son la nueva forma de expresarse pero, antes de esta vorágine informática, las historias tenían su documentación en epístolas. Cuento hoy, la historia de amor de Abelardo y Eloísa, que ha trascendido el tiempo merced a sus cartas.

Abelardo fue un joven y famoso teólogo francés del siglo XII, profesor de la catedral de Notre Dame, en París. Fulberto, el canónigo de la catedral, lo contrató para que diera clases privadas a su hermosa sobrina Eloísa, quien contrario a la costumbre de una época en que las mujeres no iban a la escuela, a los 17 años de edad sabía teología, filosofía, griego, hebreo y latín.

Además de la práctica de la enseñanza, Abelardo se dedicó a la música, componiendo en lenguaje sencillo y usando lengua romance canciones que solazaban extraordinariamente a las damas y divertían a los estudiantes.

Cometieron el error de enamorarse, a pesar de los planes del tío de Eloísa de casarla con un importante aristócrata. Mantienen su relación en secreto durante los años 1117 y 1119. El escándalo estalla al saberse que Eloísa espera un hijo. Abelardo secuestra a Eloísa y la lleva a casa de su hermana en Le Pallet donde tuvieron un hijo al que llamaron Astrolabio.


El tío de Eloísa no pudo perdonar a Abelardo, a quien acusaba de seducción y sabiendo Abelardo que iba a vengarse envió a Eloísa al monasterio de Argenteuil. Para vengarse, este funcionario eclesiástico contrató a un grupo de matones. Entraron de noche a la casa de Abelardo y mientras dormía, fue castrado. El criado y otro de los agresores fueron presos y castigados con igual mutilación, en tanto que el canónigo Fulberto fue desterrado de París y se le confiscaron todos su bienes. Abelardo, humillado, se esconde durante un tiempo en Saint-Denis como monje, y manda a Eloísa hacerse monja en Argenteuil.

Abelardo comenzó a sumirse en una gran depresión. Miraba en el espejo y veía una abominación, un ser despreciable, algo así como la mitad de un hombre. Eloísa, joven aún, protestaba ante el mundo y ante Dios; se negaba a aceptar esta pavorosa mutilación de su amado y dulcemente le repetía que seguiría queriéndolo toda la vida. Abelardo, finalmente, decidió meterse a monje, a pesar de las protestas de su bella mujer: no tenía sentido permanecer en el mundo.

Esta es la historia de amor de Abelardo y Eloísa, aunque a ella no le quedó más remedio que meterse a monja también, pasó el resto de su vida desesperadamente enamorada de Abelardo. Nunca dejó de amarlo. Tampoco perdonó jamás a su tío, ni a la iglesia, ni a Dios, por la cruel mutilación que le había robado la felicidad. Abelardo más o menos se resignó, se adormeció, llegó a afirmar que su tragedia era un merecido castigo divino: había pecado con Eloísa. A Eloísa, en cambio, le ocurrió lo contrario: cada día se sentía más rebelde contra el mundo y crecía más su angustia. Sus cartas reflejan la desolación de una mujer atormentada hasta el final de sus días. Dice la leyenda que Eloísa, monja y abadesa de su convento, murió maldiciendo a Dios: nunca se resignó a vivir sin su amado Abelardo.

En el 1142 muere Abelardo y 22 años después Eloísa , a la muerte de Eloísa y a su pedido, fueron enterrados juntos y prueba de ello, desde 1817 sus cuerpos descansan juntos en un mausoleo parisino de Pêre-Lachaise.

De las cartas mencionadas, hay muchos libros que rescatan frases y cuentan su historia, como la de tantas otras parejas que han vivido amores truncados por el destino, que iré contando de a poco.

La primera imagen pertenece a un cuadro del pintor Jean Vignaud, se titula Les Amours d' Heloise et d'Abeilard y corresponde al año 1819. La imagen que sigue es de Edmund Blair Leighton, Abaelard und seine Schülerin Heloisa del año 1882. Por último, la imagen final es el mausoleo en el que sus almas viven juntas, ubicado en el cementerio parisino de Pêre Lachaise.

Como siempre, gracias por acompañarme, espero les haya agradado y nos vemos en el próximo post.